martes, 21 de octubre de 2014

Extranjera

Vivian Maier New York
(Woman Sitting on Ground), ca. 1951-55.
Silver gelatin print, printed before 1970



Dentro de esta noche hay una sombra. Se pasea por las vías de una montaña rusa apagada en una noche de lluvia. Aterra más el vértigo que el óxido a esta sombra negra.

He vuelto al lugar de mi infancia y hay tierra por todos los caminos que anduvimos. Mi hogar es una cabaña ajena. Una chabola aislada del resto, y me niego.

Me niego a reconocerla como mía. Yo sé que no viví aquí.
Pero me siento parte y siento el vértigo. Tiemblo. 

Soy parte de una tierra que no me reconoce como suya. 

Estoy fuera del círculo. Me rechazan por haber salido. Ni me quieren fuera ni me quieren dentro. Hay tierra por todos los caminos que anduvimos.

Recuerdo una montaña de tierra que estaba lejos. Recuerdo haber paseado hasta ella, y recuerdo haberme sobrecogido ante su enormidad. Pero ahora bastan cuatro pasos desde mi cabaña para llegar a ella.

Puedo verlo todo desde mi casa.

Bastan cuatro pasos para ver que es ridícula. Apenas un montón de tierra. 

Quiero llorar ante este mundo tan pequeño que me rechaza.

Que no me quiere dentro pero que no soporta verme fuera. 

He salido del círculo, y ahora soy una sombra. Camino por los raíles de una montaña rusa apagada.
La maquinaria es más peligrosa cuando no está en funcionamiento. Estamos pendientes del desliz en un campo de monstruos en letargo. Te sujetas a mí. Si caes, caeré contigo, y acepto el reto.

Confío en mí porque soy fuerte. Porque estoy fuera del círculo. 

Esta muerte me ha traído a la niñez, y soy la única que se ha hecho grande en un campo de tierra en miniatura. 

Me abrazo a un hombre que me reconoce, aunque yo no lo recuerdo. Dice haber sido mi maestro en la escuela, y acepto el reto.

Este abrazo al final de la noche, 
agarrarme a lo desconocido para no caer,

será lo único que me mantenga con vida hasta mañana.


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